Personas amantes de la Naturaleza


            Hildegarda de Bingen
Nació en una familia noble alemana en 1098, fue la décima
de sus hermanos. Sus padres eran muy creyentes y la
entregaron a la Iglesia como un diezmo (por ser la menor
de sus diez hijos) cuando ella tenía ocho años.
Siendo ya abadesa, afirmaba haber tenido visiones a
una edad muy temprana, las cuales continuaron a lo largo
de su vida. Es autora de uno de los repertorios de música
medieval más extensos. Además, Hildegarda escribió textos
teológicos, botánicos y medicinales, así como cartas y poemas.
Hildegarda escribió Physica, una obra de nueve volúmenes que se ocupa principalmente
del uso medicinal de las plantas, los árboles, las piedras preciosas, los metales
y los animales. Hildegarda poseía una verdadera curiosidad por entender el mundo
natural que existía a su alrededor.
Ocupada en mil tareas, desplegando una actividad imparable, aconsejando sobre
temas espirituales, transcribiendo sus visiones, componiendo música y poesía, viajando
y curando enfermos, fundando un nuevo monasterio… Se le atribuyeron varios
milagros en vida e incluso otros después de su muerte.
En 1940 se aprobó oficialmente su celebración para las iglesias locales. Con motivo
del 800 aniversario de su muerte, Juan Pablo II se refirió a ella como profetisa y santa.
En diciembre de 2011, el papa Benedicto XVI anunció su decisión de otorgar a santa
Hildegarda el título de “Doctora de la Iglesia”.
Disibodenberg (La montaña de Disibodo) (Foto cortesía de Google Earth)
El Monasterio de Disibodenberg ("la montaña de Disibodo"), está situado en la confluencia de los ríos Nahe y Glan, 25 Km al SO de Bingen. Los orígenes de este asentamiento, lugar de culto ya desde tiempos precristianos, se remontan al año 650 aproximadamente, cuando el monje irlandés San Disibodo (620 al 700), fundó, con unos compañeros, un pequeño monasterio para el auxilio espiritual de los habitantes de la zona. A su muerte, su tumba milagrosa se convirtió en un lugar de peregrinación. San Disibodo se menciona documentalmente por primera vez en el Martyrologium de Rabanus Maurus, Arzobispo de Maguncia, fechado hacia el año 850. Alrededor de 1170 Santa Hildegarda escribía una biografía del santo, "Vita Sancti Disibodi".
Durante los dos siglos siguientes el monasterio sufrió pillajes y destrucciones en sucesivas guerras. Los monjes huyeron y los edificios fueron abandonados.
Hacia el año 1000 el Arzobispo de Maguncia refundó el monasterio con doce monjes. Posteriormente (hacia 1112), adosado y dependiente del monasterio, hubo una pequeña casita o ermita en la que vivía Jutta, hija de los condes de Spannheim, como cabeza y primer miembro de un convento femenino, al cual entró Santa Hildegarda.
En 1136 murió Jutta y Santa Hildegarda fue elegida abadesa. En este convento, en el año 1141, Hildegarda comenzó a escribir su primera obra, Scivias, que tardó diez años en completar. En 1147 Hildegard dejó Disibodenberg, transladandose a Rupertsberg con 18 monjas.
El monasterio de Disibodenberg fue arruinado y parcialmente destruido en varias ocasiones en el curso de sucesivos enfrentamientos entre nobles o en diferentes invasiones. En 1559 cerró definitivamente. Hubo algunos intentos de restauración, el más serio a cargo de españoles: el General Spinola intentó en 1631 y 1639 restaurar el monasterio con la ayuda de los benedictinos, pero estos intentos no cuajaron.
En el siglo XVIII los restos fueron desmantelados, pues sus piedras empezaron a usarse como cantera.
Actualmente el lugar está en manos privadas. En 1989 sus propietarios lo cedieron a una fundación: "Fundación Scivias", que se dedica la investigación de la obra de Santa Hildegarda y a la preservación de las extensas ruinas del monasterio.(Volver al texto)


Rupertsberg (La montaña de Rupert) (Foto cortesía de Google Earth)

San Rupert vivó en el siglo IX, hijo de un noble cuyas posesiones se extendían casi hasta la ciudad de Maguncia. Por influencia de Bertha, su cristiana madre, construyó en ese lugar un oratorio y  alojamientos donde atendían a los mas necesitados. Despues de una peregrinación a Roma y a la edad de veinte años, Ruperto  moría de fiebres. Bertha sobreviviría a su hijo casi 25 años, continuando con la obra de su hijo dedicada al servicio de Dios. Más tarde la población agradecida erigiría una capilla en su recuerdo.
Según cuenta el secretario de Santa Hildegarda, Theoderich, en su Vida, el Espiritu  mostró a la santa este lugar, al cual debería trasladarse con su congregación abandonando Disibodenberg. Como parece que era reticente a la mudanza, fue castigada por su retraso en cumplir el mandato divino, de tal forma que no podía ni moverse ni ser movida de la cama por más fuerza que se hiciera. Solo cuando manifestaba su disposición a cambiar de vivienda, recuperaba su fuerzas y la movilidad.
Así pues, el convento de Rupertsberg fue fundado en 1147 por Sta. Hildegarda, abadesa de Disibodenberg. En 1150 Sta. Hildegarda y dieciocho hermanas nobles se transladaron al convento. En 1152 el arzobispo de Maguncia bendijo y dedico  el altar mayor de la iglesia a Sta. Maria  y a los apóstoles Felipe y Santiago, a San Rupert y a San Martín.
Permaneció como convento benedictino hasta 1215, entonces se instaló  una comunidad de monjas Cistercienses, hasta 1632, fecha en la que los suecos incendiaron y destruyeron el convento de Rupertsberg, durante la Guerra de Treinta Años.
La comunidad fue transferida en 1632 a Eibingen, donde permaneció hasta su disolución final, por las autoridades napoleónicas, en 1803.
Sta. Hildegarda fundó y vivió en este convento hasta su muerte, el 17 de septiembre de 1179. Sus huesos están  desde 1642 en la iglesia de Eibingen.
Las ruinas del convento fueron en adelante cantera para la construcción de otros edificios. Los restos que quedaban fueron dinamitados en 1857 para la construcción del ferrocarril. Solo permanece de esa época la  bóveda de sótano, conservada cuidadosamente por el actual propietario de esa parte del antiguo monasterio.
Desde el siglo XIX el lado del río donde se encontraba el convento se denomina Bingerbrück. (Volver al Texto)

Viajes de Santa Hildegarda
Hildegarda realizó al menos cuatro grandes viajes fuera de los muros del convento entre 1158 y 1171, a lo largo de los ríos Nahe, Meno, Mosela, y Rin.


Eibingen (Foto cortesía de Google Earth)
Sta. Hildegarda de Bingen fundó dos conventos,  el convento Rupertsberg  (montaña de Rupert) cerca de Bingen y el convento Eibingen, al otro lado del Rin.
El convento de Eibingen habia sido originariamente  fundado en 1148 por una dama noble, Marka de Rüdesheim, pero debido a  las guerras del  Emperador Federico Barbarroja había sido abandonado.
El número de hermanas en la  fundación de Rupertsberg crecía. En 1165 Sta. Hildegarda adquirió y fundó de nuevo  este convento, a él transladó  a 30 hermanas desde Rupertsberg a las que  visitaba dos veces por semana.
En 1219 el papa Honorio III ponía al convento de Eibingen bajo su protección. El convento entró en la decadencia durante el siglo dieciséis, de forma que en 1575 vivían en el convento Eibingen solamente tres hermanas que finalmente acabaron transladandose.
Durante la guerra de los 30 años, en 1632, los suecos incendiaron y destruyeron el convento de Rupertsberg. Las reliquias de Hildegarda que se encontraban en ese convento, despues de un breve paso por Colonia, llegaron a Eibingen donde aun se custodian.
Eibingen vivió momentos de esplendor durante los siglos XVII y XVIII. En 1814 el convento se cerró,  dentro de la ola de secularización que asoló esta parte de Alemania, y parte de sus dependencias se destruyeron.
La actual comunidad (una rama benedictina) se estableció en 1904 gracias a los auspicios de un noble (con un paréntesis durante la II GM). Las reliquias de Santa Hildegarda se guardan en un relicario que se expone en la Iglesia parroquial de Eibingen. En él se conserva el cráneo, pelo, corazón, lengua, y  huesos de santa Hildegarda, envueltos cuidadosamente. Es de destacar que el corazón y la lengua se han momificado naturalmente. En el interior del relicario también se encuentran   reliquias de San Gilberto, San Vigberto, y San Ruperto.
Convento de Eibingen actualmente:
Altar de la Iglesia parroquial de Eibingen y Relicario: